lunes, 8 de diciembre de 2008

Happy Together (1997)



Esta mañana, yendo a la facultad qué sorpresa la mía al encontrarme de repente un cartel gigante en el metro de My blueberry nights, la película de Wong Kar-Wai que debería haberse estrenado hace un montón de tiempo, teniendo en cuenta que así se hizo en el Festival de Cannes del 2007.
Una vez delante del ordenador, pensé que podía hacer la crítica de esa misma película, ya que pude verla hace un tiempo por obra y gracia de las nuevas tecnologías (eso de que si eres legal… eres legal). Pero ¡no! No lo haré. No quiero fastidiar películas a nadie si es que (si alguien realmente me lee en algún día futuro) os apetece un puente de cine, y os da por ver esa. No quiero que la gente vaya prejuzgando cosas, y además porque, he de apuntar, que no es de las que más me gusten de ese director, precisamente.
Creo que se ha dejado llevar demasiado por los recursos que ha utilizado hasta ahora, haciéndola un poco predecible por momentos. ¡Ya está, tuve que decir algo! ¡Lo siento!

Borrón y cuenta nueva. Me lanzo a decir alguna sandez acerca de Happy together, una película de 1997, que aborda el tema homosexual de una forma muy sutil y nada generalista a mi parecer. Realmente no sé muy bien qué apuntar sobre ella, ahora mismo no tengo acceso a Internet y me limitaré a hacer una crítica sin demasiado peso objetivo y sin demasiados datos técnicos.

La fotografía me parece increíble, una vez más. Wong Kar-Wai tiene un ojito derecho en el mundo de dirección de fotografía, y ése es Christopher Doyle, un mago de la luz, un poeta de los ambientes íntimos, un visionario de las atmósferas cálidas y preciosas.

La pareja es un te quiero pero no. Con los típicos problemas que pueden vivir dos personas que están juntas, Kar-Wai los desplaza a un nivel superior y te lo transmite a la perfección. Sabes que ellos se quieren. Pero hay algo que les impide tener continuidad.
Con reminiscencias románticas (pero no de amor, si no del siglo XIX), nos lleva a paisajes exóticos, donde podría hallarse la solución a todo. Nos recrea en una imágenes impresionantes de unas cataratas. Y, como excepción en toda su filmografía que suele rodarse en Hong Kong, en esta película nos traslada a los parajes más sórdidos a veces y más alejados otras, de la Argentina profunda, envolviéndonos en tangos de Astor Piazzola, y barrios en la noche.

El protagonista se aferra a recuerdos materiales, y paisajes en los que nunca estuvo, pero que siempre quiso ver junto a la persona que probablemente más quiere en el mundo.

Una especie de vacío te rodea mientras ves la película, e incluso después, cuando saca el DVD de la ranura del portátil. Quiero ir a Argentina, quiero gritar a Wong Kar-Wai que amo sus películas.

Gracias por leerlo.

1 comentario:

Ana-Cronista dijo...

Vaya...tenía ganas de verla..!el viernes la estrenan ya.
Si Yepes hubiera cumplido podrías poner un enlace a tu trabajo de Won... Ay ay ay!

P.D: gracias por implicarte,Paula :)